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Desde hace más de un año vivo en este apartamento en Milan, y sin embargo recién ahora me doy cuenta de un detalle sorprendente. Las paredes de la escalera del edificio esconden el símbolo de la carta del Mundo (Le Monde) del Tarot de Marsella. El símbolo de la almendra sagrada — la vesica piscis — grabado en la piedra, se abre como un portal del que parece emerger el Alma del Mundo. Es increíble cómo el Tarot, con sus símbolos universales, puede revelarse en los lugares más inesperados, ofreciéndonos claves para descifrar la realidad.
La forma de la almendra, dentro de la carta, simboliza el límite sagrado en el que el alma está protegida y en armonía con el universo, en un equilibrio perfecto entre interior y exterior. Alrededor, los cuatro símbolos en las esquinas corresponden a los palos de los Arcanos Menores (Oros, Bastos, Espadas y Copas) y representan los cuatro elementos (tierra, fuego, aire y agua), así como a los cuatro evangelistas, evocando también las estaciones y los puntos cardinales. Son una invitación a reconocer la unidad en lo múltiple y a ver cómo todo está conectado.
No es casualidad que, precisamente en Italia, entre los siglos XV y XVI, el Tarot encontrara un terreno fértil, convirtiéndose en objeto de creatividad artística y en símbolo de un imaginario colectivo atemporal. La carta del Mundo sería una representación del tetramorfos, una figura iconográfica compuesta por cuatro elementos que remonta a una simbología de origen mediooriental. En la historia del arte, vemos cómo la tradición cristiana colocó en el centro de la almendra sagrada a Jesucristo. El Tarot, que narra una tradición espiritual no religiosa, eligió colocar en su centro al Alma del Mundo.
El Tarot como herramienta de realidad
Lo que más amo del Tarot es precisamente su poder para contar historias y reflejar nuestros recorridos interiores, visibles también en el mundo que nos rodea.
Cuando elegí llamar a mi método Tarot de la realidad, quise encapsular en esas palabras el corazón de esta magia: los Arcanos nos hablan continuamente, como un alfabeto universal que refleja nuestras emociones, acciones y pensamientos.
Mi misión es sacar a los Arcanos de la sombra de un misticismo que a menudo los debilita. Demasiadas veces se los reduce a un instrumento puramente adivinatorio, alejándolos de su verdadera esencia. Son un puente entre lo visible y lo invisible, un medio para reflexionar, elegir y actuar en la vida cotidiana.
En este viaje de consciencia, podemos elegir dos caminos principales. Estos están representados en el Tarot por el Mago (Le Bateleur) y la Suma Sacerdotisa (La Papesse). El camino solar de la acción y la manifestación, o el camino lunar de la escucha y la sabiduría interior. He profundizado en estos dos senderos en el artículo dedicado al Colgado (Le Pendu).
Si te sientes atraído por esta visión, no esperes más: el Tarot puede ofrecerte nuevas perspectivas para afrontar tu realidad. Cada paso hacia la consciencia es un paso hacia una vida más auténtica y transformadora. ¿Estás listo para dar el primero?
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